14 de septiembre de 2010

El australiano y el anuncio del periódico.

Estoy en el puerto de Sydney, contemplando el hermoso puente que une las dos partes de la ciudad, cuando se acerca un australiano y me pide que lea un anuncio de periódico.

-Son letras muy pequeñas -dice -No consigo distinguirlas bien.

Lo intento, pero no llevo mis gafas de leer, me disculpo.

-No tiene la menor importancia -dice él -. ¿Quiere saber una cosa? Creo que Dios también tiene la vista cansada: no porque sea viejo, sino porque lo ha elegido. De ese modo cuando alguien hace algo malo, Él no consigue verlo bien y acaba perdonando a la persona, pues no quiere cometer a una injusticia.

-¿Y en cuanto a las cosas buenas? -pregunto.

-Bueno, Dios nunca olvida sus gafas en casa- dijo riendo, y se alejó.

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